Periferia

Pues claro que vi este sábado el entierro del Papa Francisco y la final de la Copa del Rey, y me compré un ejemplar de un periódico centenario que tiene un suplemento cultural los sábados de puta madre.

Hice todo lo bueno que puede hacer un tipo como yo un sábado: cuidar lo cercano y no olvidar lo ajeno. La periferia, eso que siempre nombraba el “cuervo”, el papa Bergoglio, hincha del San Lorenzo de Almagro. Un equipo perdedor que una vez ganó una Copa Libertadores, y ya.

Distraído veía la tele por la mañana y todo me parecía bien. Y, entonces me di cuenta. De “periferia” nada de nada. Todo estaba en el Centro, así con mayúsculas.

El Centro de la pasta y del poder. Te das cuenta incluso físicamente, cuando las columnatas diseñadas por Bernini te encierran en dos semicírculos en los flancos de la Plaza de San Pedro.

He visto el Padrino Tercera Parte un montón de veces. Y sé que lo sucede allí no es cierto; por lo que puede ser verdad.

Estoy de la verdad hasta los huevos. Así lo digo. Como si fuera cierto.

“La esperanza es un ancla”, dijo el Papa Francisco en una de sus encíclicas. “Tirá de ella”, continuó.

La Iglesia sigue yendo bien. Como Inditex.