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Sueños, familia y balonmano: entre Lucenas y Reyes

Daniel y Martina y Lucena, padre de hija campeones de Andalucía con el CBM, junto a Antonio Reyes técnico de ambos

Cristian López

5 de junio de 2025 20:12 h

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Hay historias que parecen improbables en el tiempo, pero que, por circunstancias de la vida, acaban produciéndose. Relatos de gloria que guardan un sentimentalismo muy profundo y muy superior a los éxitos deportivos cosechados. Paralelismos que quedan para toda la vida. Se suele decir de manera ya muy manida que los clubes más humildes son prácticamente una familia. Hay veces que se cuenta como frase hecha y sin trasfondo ninguno, pero en otros casos, como este mismo, se cumple a la perfección. En lo que respecta al Córdoba de Balonmano, a lo largo de las últimas décadas se ha dado con fuerza ese vínculo que se suele considerar entre la familia que te toca y la que eliges. Y cuando eso se une, el simbolismo guarda un valor incalculable.

Esta misma temporada se ha producido un hecho que, no por ser anecdótico deja de ser relevante para la historia del deporte cordobés. El tiempo, las formas y la pasión han querido unir a dos generaciones muy lejanas, pero de ADN común, en lo más alto del panorama andaluz y con un tercer vértice que confluye entre los mismos. El pasado mes de abril, el IFEM Córdoba BM se proclamó campeón de Andalucía en la categoría infantil femenina. Aquella plantilla estaba liderado por el legendario técnico granate Antonio Reyes, y en la misma, como una de sus jugadoras más destacadas, figuraba la joven cordobesa Martina Lucena.

Dicho campeonato supone el noveno del citado entrenador y el último hasta la fecha, en un currículum de éxitos andaluces que ya suma 29 años de trayectoria. Y es que ese es el tiempo que separa a este del 2025, con el primero de 1996, cuando lideró por vez primera a un equipo de la Factoría CBM hacia un entorchado andaluz. Lo curioso del caso es que en aquel plantel -también infantil- de mediados de los 90, correspondiente a la generación del 82, figuraba un tal Daniel Lucena, padre de Martina. “En el CBM, normalmente, el que perteneció a la disciplina del club y estuvo ciertos años aquí, cuando van pasando los años, no se desvincula del balonmano”, detalla Antonio Reyes, quien subraya a su vez que la entidad es como “una familia que se va regenerando”.

A modo de broma, el entrenador recuerda que aquella promoción del 82 fue uno de los grupos “más complicados” con los que ha lidiado, por lo que “solo el paso de los años ha conseguido aplacarlos un poco, y aun así, a más de uno hay que calmarlo de vez en cuando. Eran otros tiempos”, además de añadir que “a los campeonatos no íbamos con los mismos objetivos que ahora, el deporte estaba empezando a forjarse y ellos se tomaban el deporte de otra manera”. Y es que “la disciplina, el orden, podríamos decir la manera de comportarse, de las niñas en este campeonato, a la generación del 82, no tiene ni punto de comparación”, subraya entre risas.

Un camino glorioso que, tres décadas después, los ha unido a los tres, culminando el propio Reyes un año en ensueño con el actual equipo infantil, el cual ya fue campeón de Andalucía alevín. “Es la primera vez que en tan solo un año con un equipo, logramos sacar tantos éxitos”, expone el entrenador, valorando un balance perfecto del joven plantel femenino que, además de vencer a nivel provincial y autonómico, también se proclamó vencedor del Intersector y del Campeonato de España de la categoría, sumando así el segundo entorchado nacional en divisiones base en la historia del club.

El anterior, todo hay que decirlo, fue en 2007 en categoría juvenil, también con Antonio Reyes a los mandos, dentro de un palmarés granate que también cuenta con cinco subcampeonatos (2001, 2003, 2016, 2019 y 2023). De esos, además del de 2007 y este de 2025, el técnico cordobés estuvo en el banquillo en las citas de 2003, 2019 y 2023.

Para Daniel Lucena, exjugador y ahora padre y entrenador en la cantera granate, aquel campeonato del 96 fue una completa “novedad”, pues “nosotros salíamos de la escuela, de jugar en el patio de colegio. Entonces, salir de tu casa a jugar un torneo a nivel regional, quedarte en el hotel, era totalmente novedoso. Por eso Antonio hacía hincapié en la conducta que teníamos como equipo, pero después en la pista éramos muy sólidos, prácticamente todos destacaban”. Además, se muestra satisfecho de que se haya mantenido “prácticamente todo el grupo de esa época y eso es lo que te da el balonmano. Forman parte de mi familia en algunos casos, en el día a día. Esos son los valores que transmitimos a nuestros hijos y que han servido para que ellos se incorporen al club y sigan los pasos, pero sin forzarlos”.

Ahora como padre ha visto a su hija ganar 30 años después lo mismo que él logró en su día, por lo cual admite sentir un gran “orgullo”, aunque “siempre intento que mantenga los pies en el suelo. Ella y dos jugadoras más venían de ser campeonas de España en enero con la selección andaluza, pero son infantiles. Esto es una carrera muy larga. Hay que seguir trabajando, van por buen camino, te llena de satisfacción y alegría, pero sin descuidar lo que es más importante, los estudios y el futuro académico que le espera”.

Por su parte, Martina Lucena reconoce que “no imaginaba que íbamos a quedar primeras de España, pero confiando en nosotras y sin rendirnos, pudimos superarlo”. Asimismo, sobre la figura de Antonio Reyes, admite que, de primeras, pensaban que “era bastante estricto, pero luego nos encontramos lo contrario. En el campo se pone serio, pero fuera es totalmente distinto. Es muy buen compañero, amigo, entrenador. Es otro más del equipo”, mientras que sobre el vínculo con su padre, ella afirma que es “un referente”, pero hace hincapié en que “es un mérito haberle superado. Me lo puso difícil, pero lo logramos”.

Finalmente, el propio Antonio Reyes remarca que “estas historias son las que hace que continúe. La gente no se explica cómo puedo tener todavía ganas de continuar”. En este sentido, recuerda que “el padre de Dani era delegado de equipos míos, ahora mismo es uno de mis mejores amigos; Dani ha sido jugador mío, ahora mismo es uno de mis amigos; y su hija simplemente es jugadora mía y, si en el futuro se puede dar, será amiga mía. Eso es lo más importante y es lo que me motiva y me hace seguir aquí. Después de mi familia y mis hijos, los que han sido jugadores míos son lo más importante. Conseguir con ellos estos éxitos es lo máximo que puedo conseguir”.

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